Por qué no hacemos todas las tallas (y por qué está bien)

¿Por qué no hay todas las tallas en todos los modelos?

Esta es una pregunta que me hacen seguido. ¿Por qué tal modelo no está en mi talla? ¿Por qué no hay más opciones de copas grandes? ¿Por qué no hacés más variedad de talles?

Primero, porque soy un atelier pequeño, y aunque amo la idea de vestir a todos los cuerpos, tengo que tomar decisiones sostenibles. Produzco en series mínimas de 3 o 4 prendas por modelo, y muchas veces lo hago a medida que vendo, para no generar stock muerto ni desperdicio. No trabajo en serie con 1000 prendas iguales porque no es el alma de mi proyecto. Y eso también se nota en el resultado final: en el acabado de cada costura, en cómo cae el encaje, en el ajuste al cuerpo.

Segundo, porque no todos los modelos funcionan para todos los cuerpos. Algunos cortes no ofrecen el soporte necesario para copas grandes o para ciertos tipos de espalda. Y para mí, diseñar no es simplemente escalar tallas. Es pensar desde el principio en cómo se va a sentir la prenda en un cuerpo específico.

¿Cómo diseño?

Vicky haciendo diseños de lencería y sus patronesLa realidad es que, como muchas diseñadoras independientes, suelo comenzar un diseño ajustándolo a mi talla. Es la que tengo más a mano, la que conozco al milímetro y sobre la que puedo testear cada modificación con rapidez. Desde ahí, escalo el patrón a otras tallas. No es lo ideal en un mundo perfecto, pero es una decisión práctica y necesaria cuando una trabaja sola o en un pequeño atelier.

Pero claro… esto tiene sus riesgos. Me ha pasado, por ejemplo, de subir de talla sin darme cuenta y notarlo justamente en un fitting, al ver que algo que antes me quedaba perfecto ya no me quedaba igual. Ahí es cuando entiendes lo sensible que puede ser el proceso: el más mínimo cambio en el cuerpo afecta directamente el ajuste.

Diseñar desde el propio cuerpo es algo habitual entre diseñadoras que trabajamos con pasión y compromiso artesanal. No solo porque es práctico —el cuerpo propio está disponible para probar— sino también porque es una forma de reducir costes y optimizar el fitting durante el proceso. Probar en un cuerpo real, conocido, permite afinar el patrón sin necesidad de modelos externas ni múltiples pruebas en distintas tallas desde el inicio.

Eso no significa que ignoremos otros cuerpos. Significa que partimos desde lo que conocemos y dominamos, y desde ahí adaptamos. Pero esa adaptación lleva tiempo, implica pruebas, ajustes reales. No es algo que se resuelva con una tabla de tallas. Si no se hace bien, lo que se pierde es el calce, la comodidad, la caída… y con ello también se pierde la belleza.

Pero entonces… ¿no puedo comprar si no es mi talla?

Vicky tomando medidas a una clienta en el taller de Barcelona para hacer lencería a medidaClaro que sí. Si ves un modelo que te encanta y no está en tu talla, lo podemos hacer a medida o adaptar. Me escribís, lo conversamos, vemos si ese diseño es el mejor para vos o si vale la pena modificarlo. Me encanta ese proceso. Pero requiere tu participación, tu tiempo, tu deseo. No es click y comprar.

¿Y por qué cuesta más?

Porque una prenda hecha artesanalmente, en pocas unidades, tiene otros tiempos y costos. No es lo mismo cortar y coser 1000 unidades iguales que producir 4 de distintos tamaños. Yo compro telas en menor cantidad, muchas veces de stock limitado o de proveedores locales, lo que encarece el metro de encaje. El tiempo que me lleva escalar un patrón, ajustar una copa, cortar con precisión y coser con mimo no tiene comparación con una producción en cadena.

Y sin embargo, el valor está ahí. En que cada prenda lleva intención, cariño, técnica. En que está pensada para ti, no para una tabla estándar. En que no te vas a cruzar a nadie con la misma lencería. En que no la compraste por impulso, sino porque quisiste regalarte algo especial.

¿Cómo empezó todo esto?

Cuando empecé con esta idea de proyecto, todo era personalizado y a medida. Para mí, era un gran regalo poder darle a una mujer el poder de diseñar su propia lencería, sin tener que saber coserla. De ahí también surgieron mis clases de costura: me parecía que estaba entregando un don fantástico. Un privilegio. Creí que eso iba a convertirse en un negocio precioso: íntimo, potente, muy personalizado.

Diseñando un escote sobre maniquí en el atelier de SartoriPero en la práctica me encontré con algo que no esperaba: no todas las personas están preparadas para diseñar. Y tiene sentido. No son diseñadoras, no han pasado horas pensando en siluetas, proporciones o telas. La mayoría no sabe qué quiere exactamente. Saben lo que no quieren. Y para eso necesitan ver ejemplos, inspirarse, tocar, probar. Necesitan modelos concretos para elegir.

Además, hay otro gran tema: la inmediatez. Hoy vivimos en una lógica de consumo instantáneo, donde Amazon te promete que podés tener algo en dos horas. La gente hace compras impulsivas y lo quiere ya. Esta urgencia choca de frente con el tiempo que necesita una prenda bien pensada, bien hecha, con atención al detalle.


Diseñar así no es solo una elección estética, es una declaración de principios.

Si llegaste hasta aquí leyendo, seguramente te importa el origen de lo que usas, el valor del trabajo detrás y la experiencia de vestir algo que te representa.

Y eso es justamente lo que me mueve a seguir creando.

 ¿Quieres una prenda que se sienta hecha para ti?

Escríbeme para diseñar juntas algo que realmente te represente.

Encarga tu lencería a medida aquí

Deja una respuesta

Sartori Atelier
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.